martes, 12 de mayo de 2020

FUNDACIÓN AZUL AMBIENTALISTAS: “ESTAMOS EN CONTRA DE LA "LEGALIZACIÓN” DE LA EXTRACIÓN DE ORO EN RÍOS AMAZÓNICOS DE VENEZUELA"

Por: Aporrea-Fundación Azul Ambientalistas | Martes, 12/05/2020

EXTRACTIVISMO CAUSA UNA GRAN CONTAMINACIÓN EN NUESTROS PRINCIPALES ECOSISTEMAS
Credito: Fundación Azul Ambientalistas

Esta nueva declaración extractivista alentará una mayor minería que durante años ha sido un semillero de enfermedades infecciosas, mientras el país trata de evitar la propagación del Covid-19.

El 8 de abril, el Gobierno venezolano según Gaceta Oficial N° 6.526, declaró seis ríos del estado Bolívar (sur) aptos para la explotación de oro y diamante dentro del proyecto del Arco Minero, que se ha traducido además ecocidio desde 2016 cuando se aprobó desde Miraflores la actividad minera, denunciada por los pobladores, por organizaciones ambientalistas y rechazada por la Asamblea Nacional.

Estas cuencas vitales para la Amazonía siguen siendo exprimidas y transgredidas por el gobierno venezolano. La amenaza a la biodiversidad de Venezuela ha sido indetenible y ha puesto en riesgo también a la población, conformada por más de 54.000 indígenas, además a la fauna y flora amazónica.

Que el gobierno venezolano haya declarado aptos los ríos Caura, Cuchivero, Aro, Yuruarí, Cuyuní y Caroní significa que la perdida de biodiversidad irá en aumento, porque el Arco Minero del Orinoco, además de haberse convertido en el epicentro de la destrucción ambiental, ya que el dragado en los ríos implica «contaminar con mercurio, y otros que podemos estar desconociendo, y significa contaminar las aguas y toda especie viviente alrededor. De todas las actividades depredadoras que ha autorizado el Gobierno en Parques Nacionales esta es la más dañina porque afecta directamente los cauces de seis ríos importantísimos de la región amazónica.

Este ecocidio provoca, además del envenenamiento de las aguas, la deforestación y el convertimiento de los ríos en desiertos. Esto ocasiona también el desvío de los cauces que pueden ocasionar desbordamientos e inundaciones, e incluso la inutilidad de la represa del Guri (hidroeléctrica más grande del país) que proporciona el 70% de la energía a Venezuela.

Además, la explotación a todo dar sin el equipamiento correspondiente ni con la tecnología necesaria, representa un impacto fatal para el medio ambiente y pone en riesgo tanto a la biodiversidad como a las comunidades originarias que habitan en la zona.

El artículo 129 de la Carta Magna establece que es una obligación realizar un estudio ambiental y sociocultural en las actividades que puedan causar graves daños al ecosistema. A este se le suma el artículo 120 que el aprovechamiento de los recursos naturales en los hábitats indígenas "se hará sin lesionar la integridad cultural, social y económica de los mismos e, igualmente, está sujeto a previa información y consulta a las comunidades indígenas respectivas".

Nos preocupa el auge de la minería aurífera dentro del Parque Nacional Canaima, declarado patrimonio de la humanidad la UNESCO, pues ha desatado luchas territoriales en el Bolívar entre mineros ilegales e indígenas por hacerse del control de zonas ricas en oro. Para los explotadores de este metal precioso el término "medio ambiente" es demasiado "abstracto".

Con el uso rudimentario y sin control del mercurio para la extracción de oro, miles de litros de esta sustancia tóxica están corriendo a diario por los ríos y afluentes del minero estado Bolívar, contaminando peces y sembrados, y generando un alto riesgo de malformaciones en recién nacidos y problemas neurológicos en los pobladores a corto plazo, según denuncian organizaciones ambientales.

El mercurio se utiliza para separar y extraer el oro de las piedras en las que se encuentra. Este se adhiere al valioso mineral, formando una amalgama que facilita su separación de la roca, arena u otro material. Luego se calienta la amalgama para que se evapore el mercurio y quede el oro, explica una guía del Programa de Naciones Unidas para Medio Ambiente (PNUMA).

En el caso de Venezuela, la extracción del oro se realiza generalmente a cielo abierto deforestando bosques y vertiendo mercurio sin reparar en las consecuencias para el medio ambiente y las poblaciones indígenas.

Una vez más alzamos nuestra voz de protesta en contra de otro gran ecocidio causado en Venezuela. Nos oponemos a los impactos de la minería ilegal y las graves violaciones a los derechos humanos. La contaminación del agua y la expulsión de pueblos indígenas en aislamiento voluntario. Un llamado de conciencia nacional sobre los daños futuros. Si el oro genera riquezas hoy, las tierras muertas traerán miseria y desertificación en el futuro.

domingo, 10 de mayo de 2020

Covid-19: el aumento de las demandas de los trabajadores, y la decepción con Sanders en los EE. UU 

Por Sena Aydin (Partido de la Democracia Obrera-IDP, 

sección turca de la UIT-CI) / Fuente: LaClaseInfo

22 de abril de 2020. Hace aproximadamente un mes, el número total de casos de coronavirus en los EE. UU era de 2.825, y el número de muertes era solo 56. En el último mes de curso, los EE. UU se han convertido en el centro de la pandemia mundial. Al 15 de abril, el número de casos en el país llegó a 644.089 y el número de muertes a 29.529. Solo entre el 15 de marzo y el 4 de abril, 16,8 millones de estadounidenses solicitaron beneficios de desempleo, lo que representa el 10% de la fuerza laboral total del país.

En el país, no se puede hablar de la existencia de un sistema de salud pública operativo, y más del 60% de la población activa tiene seguro de salud a través de sus empleadores. Estar desempleado significa perder los beneficios del seguro de salud además del salario. El sistema de salud del país ya se ha derrumbado. Incluso los hospitales de las grandes ciudades como Nueva York y Chicago sufren una grave falta de equipos de protección personal; los trabajadores de la salud dicen que tienen que usar la misma máscara durante 2 días y usar bolsas de basura como equipo de protección personal. Las líneas de automóviles que se extienden por kilómetros frente a los bancos de alimentos que son administrados por empresas privadas y ONGs, se han convertido en una visión común.

Los casos de muertes de Covid-19 también aumentan día a día en los campos de inmigrantes del Servicio de Inmigración y Aduanas de los Estados Unidos (ICE) y en las prisiones federales y estatales. Miles de inmigrantes detenidos, solicitantes de asilo y prisioneros intentan sobrevivir en condiciones deplorables en las que no se toman medidas sanitarias contra el virus. Excavan fosas comunes en la ciudad de Nueva York, el centro de la pandemia en el país. Dado que el racismo es el fundamento del orden institucional y social en los Estados Unidos, la pandemia golpea desproporcionadamente a los inmigrantes y a la población negra pobre, que se ven atrapados en los trabajos más precarios. Los ejemplos más sorprendentes de los datos sobre la desigualdad racial y el coronavirus provienen de la ciudad de Chicago y el estado de Michigan. En Chicago, donde los negros constituyen el 32% de la población de la ciudad, el 72% de las muertes totales ocurrieron en áreas de bajos ingresos habitadas por negros. En Michigan, la tasa de mortalidad de la población negra, que es solo el 14% de la población del estado, es 8 veces mayor que la de la población blanca. A partir del 11 de abril, se declaró el estado de emergencia en todos los estados de EE. UU por primera vez en la historia del país, y muchos sectores no esenciales siguen produciendo en medio de la amenaza del coronavirus, aunque la mayoría de las empresas están cerradas. El presidente Trump insiste en reabrir la economía de los EE. UU a partir del 1 de mayo, a expensas de las vidas de los trabajadores.

La oleada de luchas de los trabajadores

Frente a todos estos acontecimientos, en varios estados de los EE. UU se han producido cada vez más acciones de trabajadores pertenecientes a diversos sectores. Los trabajadores sindicalizados y no sindicalizados que se ven obligados a trabajar en condiciones inseguras para mantener los beneficios de sus jefes se organizan en sus lugares de trabajo y realizan múltiples paros y huelgas. Los trabajadores de los almacenes Barnes Noble y Amazon, cuyas tasas de pedidos en línea aumentaron enormemente durante el brote, dejaron de trabajar debido a las condiciones de trabajo inseguras, las medidas sanitarias inadecuadas y la falta de equipo de protección en las instalaciones de estas empresas en Nueva Jersey y Nueva York, respectivamente. El CEO de Amazon, Jeff Bezos, despidió a estos trabajadores que se retiraron, el mismo día que anunció que había hecho una donación de 100 millones de dólares a un banco de alimentos con la esperanza de impresionar al público. Bezos, que no paga ningún impuesto al gobierno de EE. UU, gana 9 millones de dólares por hora. Los trabajadores de la cadena de supermercados Whole Foods, también propiedad de Bezos, habían sufrido recortes en sus beneficios de seguro médico en septiembre. Ejercieron su derecho a no ir a trabajar en todas las ramas de la cadena de supermercados en todo el país exigiendo mejoras en sus prestaciones de seguro médico, medidas de seguridad contra el virus en sus lugares de trabajo y la paga por riesgo para todos los trabajadores. Esta acción fue seguida por huelgas de los trabajadores de McDonald’s en todo el país, especialmente en las sucursales de los estados de Illinois, California, Florida y Carolina del Norte. Unos 200 trabajadores empleados por Kroger, otro gigante de los supermercados, abandonaron sus puestos de trabajo en Memphis por la inacción de la empresa después de que muchos de sus trabajadores se hubieran contagiado con el Covid-19 debido a las malas condiciones de higiene en el lugar de trabajo. La huelga de los trabajadores de McDonald’s fue una de las casi 150 huelgas que tuvieron lugar en todo el país en el área de restoranes desde mediados de marzo. Los trabajadores del matadero avícola de Purdue, en Georgia, también se unieron a las huelgas de la industria alimentaria, exigiendo condiciones de trabajo mejores y más seguras y una paga por riesgo.

Las acciones de los trabajadores no se limitaron a las industrias de la distribución y la alimentación. Los trabajadores de General Electric que fabrican motores de aviones dejaron de trabajar en las fábricas de la empresa en Massachusetts y en Boston, donde se encuentra la sede de la empresa. Exigieron un cambio inmediato de la producción de motores de aviones a la de respiradores. También hubo huelgas en las plantas de fabricación de Fiat Chrysler y General Motors en Michigan. Aunque la mayoría de las empresas de la industria automotriz anunciaron que han cerrado, la mayoría de las plantas de fabricación y montaje del sector siguen funcionando. Se produjeron importantes huelgas en el sector del transporte, principalmente en Detroit y Birmingham. Los conductores de autobuses urbanos dejaron de prestar su servicio por falta de medidas de seguridad adecuadas para los trabajadores y usuarios del transporte público. Los empleados del MTA, el sistema de transporte público de la ciudad de Nueva York, se están preparando para una huelga.

Las enfermeras de las ciudades de Detroit y Chicago, donde el brote aún no ha llegado a su punto máximo, detuvieron el trabajo y llevaron a cabo huelgas de ralentización durante varias horas exigiendo equipos de protección y licencias por enfermedad remuneradas, así como la nacionalización del sistema de salud. En el estado de Pensilvania, los trabajadores de farmacia y de saneamiento se declararon en huelga por las malas condiciones de trabajo y la falta de medidas de seguridad contra el virus.

¿Cuál es la respuesta de los sindicatos?

Mientras que la lucha de los trabajadores estadounidenses contra el coronavirus y los patrones ha ido creciendo, las principales federaciones sindicales del país, como la UAW, la AFT, la NEA, la AFL-CIO, UNITE HERE y el SEIU han estado ocupadas apoyando a Joe Biden, el candidato corporativo del Partido Demócrata con el que estas federaciones han colaborado históricamente, para mantener contentos a los patrones y contener las luchas obreras de abajo hacia arriba. Ni siquiera apoyan a sus miembros en huelga, y mucho menos tratan de apoyar las huelgas espontáneas o de desarrollar una línea de lucha unificada para elevar las demandas de los trabajadores, tales como licencias pagadas, medidas de seguridad en los lugares de trabajo, cierre de sectores no esenciales, pago por riesgo en los sectores esenciales, ¡o el derecho a la salud pública y la atención médica gratuita! Por ejemplo, la huelga de los conductores de autobuses urbanos en Detroit fue una huelga salvaje. Su rama sindical local la apoyó, mientras que su principal sindicato ATU (Amalgamated Transit Union) y su federación afiliada AFL-CIO trataron de suprimirla. La AFL-CIO también se niega a apoyar cualquier acción o campaña de huelga organizada por la National Nurses United, otra de sus afiliadas. Una situación similar ocurrió en la fábrica de General Motors, donde los trabajadores están sindicados con la UAW. El trabajador que actuó como representante de la UAW en la fábrica de General Motors en Wyoming trató de organizar una huelga en toda la fábrica por medidas de seguridad inadecuadas, cuando uno de sus compañeros dio positivo en el examen de Covid-19. La empresa lo despidió. La administración de General Motors decidió porque él violó un artículo del convenio colectivo de los trabajadores que establece que los trabajadores deben «abstenerse de atacar, amenazar, intimidar, usar la fuerza o interferir con el empleador u otros trabajadores». La administración de la UAW apoyó la decisión de la empresa.

La semana pasada a través de Twitter, los líderes de la UAW y la AFT anunciaron por primera vez que sus federaciones apoyan a Joe Biden, el candidato corporativo del Partido Demócrata que representa los intereses históricos e institucionales del partido en la promoción del sistema de explotación capitalista. Para tal apoyo institucional, los líderes no buscaron el consentimiento de sus miembros sindicales, la mayoría de los cuales se niegan a apoyar a Biden. Más tarde en la semana, a través de Twitter de nuevo, los mismos líderes de la federación pidieron irresponsablemente a los trabajadores que salieran a votar en las primarias de Wisconsin del Partido Demócrata. La primaria tuvo lugar el 7 de abril a pesar de la presión pública para que se pospusiera debido a la rápida propagación de la pandemia. Sólo 5 de los 180 lugares de votación previamente determinados estaban abiertos durante la primaria, lo que provocó largas colas y dificultó mucho el mantenimiento de un distanciamiento social adecuado. Estos tweets recibieron serias reacciones de los trabajadores que acusaron a la dirección burocrática de poner sus vidas en peligro (suprimieron los tweets después de la reacción). La dirección de estas federaciones, que canalizan las cuotas de los miembros y los fondos sindicales al Partido Demócrata sin el consentimiento de los trabajadores, no utilizó los fondos sindicales para apoyar y promover las luchas y movilizaciones de la clase obrera en todo el país frente a la pandemia. En su lugar, donaron una parte significativa de sus fondos a la campaña de Joe Biden, el último recurso del Partido Demócrata para bloquear el ascenso de Bernie Sanders, el candidato que obtuvo un apoyo abrumador de la clase obrera (Como nota al margen, también debe tenerse en cuenta que estas federaciones donan fondos a instituciones estadounidenses que hacen lobby por Israel, y a organizaciones no gubernamentales anti palestinas en Israel y que colaboran con la CIA en América Latina para estrangular a los movimientos de trabajadores en los años 70 y 80).

En cuanto a la forma en que está estructurado el sistema de sindicatos en los Estados Unidos, la dirección de los sindicatos locales, regionales y sectoriales y las ramas sindicales en el lugar de trabajo tienen muy poco margen para actuar con independencia de la dirección burocrática de las federaciones mencionadas. En la mayoría de los casos, las propias federaciones eligen a esos dirigentes locales mediante diversos trucos y amenazas financieras; alejan a los trabajadores combativos de los sindicatos mediante presiones burocráticas y prácticas de manipulación y difamación. Por lo tanto, el sistema sindical del país se basa en una burocracia sindical vertical fuerte y consolidada y está controlado por ella. Así es como las direcciones burocráticas pueden imponer convenios colectivos muy débiles que privan a la clase obrera de sus medios básicos de lucha (en la mayoría de los casos incluyendo el derecho de huelga) y protegen a los patrones mientras condenan a los trabajadores a pequeñas conquistas. Por lo tanto, puede decirse que la mayoría de los sindicatos están limitados a la hora de llevar a cabo actividades independientes y de organizarse, no solo bajo la pandemia sino también durante los tiempos normales.

Hay unos pocos sindicatos y ramas sindicales en el país que pueden salir de esta sombría ecuación y están comprometidos con los procesos democráticos con la presencia de dirigentes combativos. Pero se puede decir que, con la pandemia, los sindicatos combativos y las organizaciones de trabajadores se están haciendo más visibles. Por ejemplo, el Local 26 de ATU/AFL-CIO donde están organizados los conductores de autobuses de la ciudad de Detroit, la Asociación Nacional de Enfermeras de Chicago, la Asociación de Enfermeras del Estado de Nueva York, la Asociación de Enfermeras de Michigan, el Sindicato de Empleados de la Industria de Servicios y el Sindicato de Trabajadores Textiles de Los Ángeles, ¡y el Sindicato de Trabajadores de Target Unite! Entre otros, ahora están organizando redes nacionales de lucha, lanzando campañas en torno a las demandas y necesidades de sus trabajadores, y apoyando varias huelgas de trabajadores. Recordemos también que, en 2018 y 2019, gracias a la presión de abajo ejercida por los trabajadores frente a las federaciones de colaboración de clases, miles de maestros estatales realizaron huelgas durante muchos meses en varios estados de los Estados Unidos y lograron avances concretos. A esto le siguió la huelga de 48.000 trabajadores de General Motors en más de 50 fábricas el pasado mes de septiembre durante las negociaciones del convenio colectivo, a pesar de la oposición y el desaliento de la cadena de mando de la UAW. Teniendo en cuenta todo esto, podemos decir que está surgiendo en el país un movimiento sindical combativo que desafía el dominio de las federaciones que actúan más como organizaciones patronales para reprimir a los trabajadores. El proceso de Covid-19 no solo reúne diversas luchas de los trabajadores y sindicatos combativos que a menudo permanecen aislados entre sí, sino que también acelera este movimiento sindical combativo emergente y demuestra la necesidad de un sindicato unido y combativo que se organice contra los patrones y el sistema capitalista.

¿Qué pasa con Sanders?

Bernie Sanders, que se había convertido en el representante de la liberación social y económica de la clase obrera, la juventud, los inmigrantes, la población negra y los activistas sociales con un programa que denominó «socialismo democrático, anunció su retiro de la carrera presidencial del Partido Demócrata en 2020 y terminó su campaña el 8 de abril. A este anuncio le siguió otro el 13 de abril, en el que Sanders anunció su apoyo al candidato institucional de los demócratas, Joe Biden.

Sanders había empujado a la dirección burguesa de los demócratas y a las oligarquías financieras y comerciales profundamente arraigadas en el partido a una profunda crisis después de que saliera como ganador de las tres primeras e importantes primarias demócratas. El partido pudo manejar esta crisis y bloquear el avance de Sanders retirando a todos los demás candidatos que se presentaron para dividir los votos contra Sanders uno por uno, y consolidándose en torno a Biden, que era el nombre menos probable y menos popular para convertirse en el candidato presidencial del partido hasta hace unas semanas (la consolidación en torno a Biden se atribuye a Obama, otro títere del Partido Demócrata).

Sanders nunca criticó el antidemocrático sistema de representación política bipartidista en los Estados Unidos. Frente a las políticas imperialistas y proguerra de Trump y de su propio Partido Demócrata, tomó una actitud conciliadora, o directamente calló. Además de que no había ni una sola palabra sobre la corrupta democracia estadounidense, o el monstruoso imperialismo estadounidense en su programa, éste tampoco abogaba por el despojo de la burguesía. Todo esto para decir que estaba claro desde el principio que su campaña no era en absoluto socialista. Sin embargo, también es innegable que, gracias a las reivindicaciones básicas que su programa había impulsado, como el derecho a la salud y la educación gratuitas, la imposición de impuestos a los ricos, la condonación de las deudas de educación y las reformas legales en favor de los trabajadores e inmigrantes, Sanders recibió el apoyo popular y la movilización de un importante sector de la clase obrera que ha venido sufriendo las políticas neoliberales y diversos recortes de los derechos sociales. Al menos, la clase obrera americana se acercó a considerar el socialismo como una alternativa legítima al identificarse con él.

Pero parece que esto no significó nada para Sanders. Se retiró de la carrera presidencial del Partido Demócrata con la excusa de que ya había perdido la oportunidad de ganar la carrera por la candidatura demócrata en la Convención Nacional. Terminó su campaña cuando las demandas básicas coincidieron casi exactamente con las demandas urgentes de las crecientes luchas de los trabajadores en todo el país frente a la pandemia. Por lo tanto, Sanders, una vez más, cometió una traición histórica a la clase obrera. Y como si esto fuera poco, apoya a Biden, que es un apestoso partidario del sistema de explotación capitalista y que continuará todas las políticas anti obreras de Trump agitando una zanahoria en lugar de un garrote (como hizo Obama). Quedó claro dónde reside la lealtad de Sanders: no dentro de la clase obrera y el socialismo, sino en las profundidades institucionales del Partido Demócrata y el capitalismo.

PETARE ES UNA GUERRA DONDE POLÍCÍAS Y BANDIDOS IMPONEN POR IGUAL EL TERROR 

Una crónica describe la operación enviada por Nicolás Maduro a buscar a Wilexis, el delincuente caído en desgracia que se disputa el control de José Félix Ribas, una de las zonas calientes de Petare. En la barriada pobre más grande de Venezuela, el terror contra la gente común es un trofeo que se disputan por igual bandidos y uniformados, en una guerra sin fin.

9 de mayo de 2020 09:21 am
Última Actualización: 9 de mayo de 2020 10:23 am

Desde la madrugada del viernes 8 de mayo funcionarios de varias fuerzas de seguridad del Estado ejecutaron por orden de Nicolás Maduro un vasto operativo para ocupar el barrio José Félix Ribas, uno de los más duros de Petare, a su vez el complejo de favelas más grande de Venezuela. Tras seis días de tiroteos de alta intensidad entre bandas rivales, los agentes uniformados intervinieron por fin para inclinar la balanza.

Entraron a buscar al “Wilexis”, el bandido que hasta ahora era dueño absoluto de la zona, pero cuyo dominio es amenazado por un cambio de gerencia en los negocios ilegales del barrio.

Este líder de una de las bandas de Petare enfrenta una especie de rebelión de facciones rivales.

Los disparos entre bandidos se prologaron durante días y noches de guerra y aterrorizaron a las humildes familias de trabajadores de la zona.

La semana pasada llegaron a Petare hasta refuerzos de delincuentes para aniquilar a Wilexis. Fueron enviados por decenas desde otras partes de Venezuela, y desde la temida cárcel de Tocorón, del estado central de Aragua, dijeron delincuentes y policías encubiertos. También lo denunciaron los vecinos en declaraciones a periodistas y en las angustiadas redes sociales.

Llegó el hombre y mandó a parar

La guerra entre bandas no parecía tener fin y las noches se repetían con su traqueteo de ametralladoras, los fogonazos de balas de alto calibre en la oscuridad. Las amenazas de los capos de la zona se propagan todavía en mensajes de voz por Whatsapp y SMS. Wilexis decretaba el toque de queda después de las 4:00 pm.

Durante una reciente rueda de prensa virtual con corresponsales internacionales, Maduro bajó un dedo pulgar cuando le preguntaron por la situación en Petare.

El jefe del régimen chavista sostuvo que los enfrentameintos de Petare eran una maniobra de distracción para que las fuerzas del Estado no se dieran cuenta de que mercenarios enviados por Washington pretendían invadir Venezuela con lanchas que desafiaron las picadas aguas del Caribe.

También dijo que el tal Wilexis no era más que un agente al servicio de la DEA, y que encima formaba parte de la operación Gedeón, que de rebeldes militares y «mercenarios» que buscaba derrocar el gobierno chavista.



Una pequeña parte de la abigarrada Petare. Los vecinos hacen chistes crueles en las redes sociales

Pulgar en el coliseo

El bandido había sido marcado por Maduro como un nuevo enemigo de la revolución, afincado en las escabrosas calles y veredas de Petare.

Los vecinos denunciaron, otra vez, asesinatos extrajudiciales, allanamientos de viviendas, golpes, gritos, ofensas. En fin, denunciaron el terror bajo los escudos de cuerpos de seguridad que supuestamente han sido creados para proteger a las personas inocentes y el estado de derecho.

«Cuando se desata la ira de los dioses del chavismo caen justos por pecadores», teologizó un allegado a la zona.

“Todo este operativo para buscar a Wilexis y ese chamo no está aquí, él se fue. Le avisaron que venían a buscarlo y se piró (se largó, «dejó la peluca»), con parte de sus compinches antes que al barrio llegará el primer policía”, dijo un testigo. Comenta al cronista lo que todo el mundo tenía claro lo que venía desde la rueda de prensa de Maduro.

Algunos pocos habitantes de José Félix Ribas, bien acostumbrados a lidiar con la violencia de delincuentes y uniformados, salieron de todos de sus estrechas casas a media mañana del viernes, bajo la mirada inquieta de funcionarios policiales y de la Guardia Nacional.

Salieron a comprar algunos alimentos, a acarrear agua, o a dirigirse a sus puestos de trabajo en el asfalto plano, más allá de las colinas de Petare. También aparecieron por ahí algunos «luceros» como llaman a los informantes de los jefes de bandas.

Golpes a la puerta

Cuentan los habitantes de José Félix Ribas que durante la madrugada llegó el sonido de las tanquetas que invadían la comunidad.

“Desde que Maduro lo nombró por televisión, sabíamos que este operativo se podría presentar. En el barrio sabíamos que vendrían por Wilexis, hasta por debajo de las piedras”, dijo una de las vecinas.

El despliegue policial comenzó desde el Puente Baloa, cerca de la Redoma de Petare. Desde allí, piquetes de la Policía y Guardia Nacional impedían la entrada a la zona. Las otros accesos al barrio también fueron tomados. Nadie entraba, nadie salía del perímetro marcado.

A pesar del gran despliegue policial, algunos comercios subieron sus puertas «santamarias» y varios trabajadores de la economía informal montaron sus tarantines para vender su mercancía. Ofrecían frutas, verduras y hortalizas en la parte baja de Petare, un poco más cerca de las estaciones del Metro.

Ya más cerca de la escena principal de los acontecimientos, en la calle principal de José Félix Ribas, también hubo puestos de vendedores de frutas, café, agua, a pocos metros de los vehículos de los comandos especiales.

“Invertimos nuestro capital en esta mercancía, que se nos puede dañar, tenemos que salir a vender a pesar del miedo, de los tiroteos”, dijo uno de los comerciantes.

Los mismos policías y guardias de la fuerza de ocupación ayudaron al debilitado comercio informal del día y se tomaron su cafecito.

Una vecina que dijo llamarse María Isabel, estaba en una de las esquinas con un termo de café negro, tres cajas de cigarrillos y algunos caramelos.

“Escuché la llegada de las tanquetas, los tiros en la parte de arriba. Lo pensé bien para salir a trabajar, tenía miedo, pero igual tengo que buscar dinero para comprar mi comida. Me ha ido muy bien hoy, he vendido bastante café, a los mismos funcionarios que están en el operativo”, dijo.
Tropas de élite

Agentes policiales, vestidos de negro, encapuchados con pasamontañas que solo dejaban ver sus ojos recelosos, y esgrimiendo sus armas de alto calibre, se resguardaban detrás de las tanquetas del Comando Nacional Antiextorsión y Secuestro, (Conas), unos de los más temidos cuerpos élite de la Guardia Nacional.

Permanecían vigilantes en las calles, especialmente observaban hacia la parte alta del barrio, cuidando su integridad. No despegaban un índice del gatillo, prestos a responder si algún delincuente se atreviera a dispararles desde la distancia con fusiles de largo alcance.

Grupos de agentes a bordo de motocicletas de alta cilindrada subían y bajaban desde la calle principal del barrio. Algunos techos de concreto armado, en casas de paredes de arcilla roja sin frisar, habían sido conquistados por los más temidos agentes de las Fuerzas de Acciones Especiales, Faes.

Este cuerpo arrastra la reputación sumar más de 5.000 ejecuciones extrajudiciales. Este viernes sus hombres parecían gavilanes escudriñando el horizonte, en busca de bandadas de palomas que habían volado hacía mucho tiempo.

Sus ojos y sus cañones vigilaban los estrechos callejones de escaleras de concreto, desde donde se escuchaban a lo lejos los gritos de mujeres cuyas casas eran allanadas sin fórmula de juicio.

El miedo es un estado de ánimo

Los vecinos del barrio José Félix Ribas, han sido protagonistas de una serie de balaceras entre las bandas delictivas de “Wilexis” y “El Gusano”, quienes se disputan desde hace meses el control del territorio.

Nadie sabe bien por qué el conflicto escaló hasta el punto de convertirse en batallas transmitidas casi que en directo a través de las redes sociales. Las cuentas de delincuentes en Instagram y Facebook aumentaban de seguidores, el «corre ve y dile» del barrio se hizo cibernético. En los audios, unos delincuentes mal hablados amenazaban a rivales y afirmaban que la guerra no era contra los vecinos, siempre y cuando, claro, que no fueran «sapos» (soplones).

Es que en el barrio, como en la historia, la delación es el más imperdonable de los pecados.

“En medio de la disputa de estos hampones estamos los vecinos, que nos toca sobrevivir, acatando las órdenes que vienen de lado y lado, los toques de queda, las amenazas, el miedo de ser tiroteado si no se le hace caso al uno y al otro. Pero este miedo es el mismo que le tenemos a los funcionarios policiales, que en estos momentos toman el barrio”, dijo otro de los vecinos.

Durante el operativo, dos helicópteros sobrevolaban Petare para cubrir a los agentes que en tierra derriban puertas, empujaban a familias enteras, apuntaban hasta a los niños si era el caso, volteaban las casas patas arriba, se apoderaban de teléfonos móviles y computadoras. Algunos robaron el escaso dinero que encontraban, denunciaron varios vecinos que por nada del mundo revelarían su identidad a un periodista.

Pírrico parte policial

Hasta el momento de redactar esta nota no había un reporte oficial de autoridades sobre los resultados de la más ambiciosa incursión militar y policial que se recuerde en meses en esta zona de Caracas.

Un parte policial filtrado por los agentes decía que hasta el fin de la mañana del viernes hubo 12 «delincuentes» asesinados por las fuerzas de Maduro.

Habían sido incautadas 14 Armas de fuego, y apresaron a dos vecinos en flagrancia por tenencia de droga. Fue detenido un ciudadano «apodado El Mocho”, miembro de la Organización Primero Justicia, señalado de entregar Armas a Bandas de Delincuentes».

«La verdad es que El Mocho, es un líder comunal que dirige un comedor para 200 niños de los más pobres de la zona. Ese no tiene ni para comprarse la insulina de su diabetes», dijo a El Estímulo uno de sus allegados.

El gobierno uniformado también reportó la captura de un ciudadano que era buscado por estafa, el decomiso de kilo y medio de cocaína y de 380 gramos de «super marihuana» (un tipo de hierba de alto poder tóxico).

Del chamo Wilexis, ni mención en los créditos finales de esta película de acción.

Entre los ocho asesinados en los allanamientos se encontraba el joven Brian Cedeño. Fue descrito por sus vecinos como un muchacho sano, aficionado al baloncesto.

Testigos del hecho señalan que los funcionarios le dispararon frente a su madre, mientras su padre imploraba que no lo mataran, y trataba de contarles quién era en realidad su joven hijo. De nada valieron las súplicas, fue asesinado con ráfagas de fusil.

Una gorra de Petare

Poco después, la misma policía divulgó una foto en la cual un sujeto usaba una gorra similar a la del joven ejecutado, y estaba en un grupo de delincuentes que exhibían armas. Hasta ahora no ha sido posible verificar la autenticidad de la imagen, tampoco si el portador de la gorra es la misma persona de la primera foto.

De las otras víctimas, no se conocen mayores detalles.

«El terrorismo de estado está a la orden del día; entran a las casas y se roban lo de valor que consiguen a su paso; me está confirmando la muerte de un deportista de la comunidad», dijo para esta crónica una figura de la comunidad, respetada por su trabajo social en el lado legal de la cotidianidad.

Los vecinos de la barriada señalaron que las fuerzas del Estado irrumpieron en las casas sin ninguna orden de allanamiento, mucho menos acompañados de lo que llaman «Fiscales del Ministerio Público».

«Como siempre rompieron puertas, ventanas, robaron teléfonos celulares y otras pertenencias”, dijo otro de los residentes de la zona.

Para los habitantes del José Félix Ribas, la violencia que los asalta desde hace días y noches no se termina con esta operación policial.

Saben que cuando se retiran los funcionarios, volverán a Petare los «líderes negativos», los jefes delincuentes, quizás en busca de venganza contra aquellas personas que -suponen ellos- los delataron ante las autoridades de uniforme.


Imágenes: El Estímulo